“Todos venimos al mundo con las manos vacías.

Cuanto adquirimos después es ganancia”.

Sam Ewing

Es genial que tus negocios vayan bien y comiences a tener ganancias. Pero eso trae un nuevo problema a resolver: OK, ya tenemos dinero. ¿Qué hacemos entonces con él?

Puedo decirte rápidamente que dos cosas no debes hacer con ese excedente: ni malgastarlo en lujos personales ni dejarlo reposar inactivo ante la perspectiva de que después algo ande mal y lo necesites para poder mantener una vida decente.

Obvio, algún lujillo siempre hay que darse y alguna suma ha de preservarse para tiempos peores, pero ni lo uno ni lo otro deben ser tus objetivos esenciales en la vida. Eres un emprendedor, y como tal tu esencia es precisamente que el dinero que ganas te sirva para invertir y crecer. Por ello, la primera misión de tus ganancias es ser reinvertida para mejorar tu negocio y que este sea fruto de más dividendos.

Hacer crecer tu emprendimiento hasta su madurez y que llegue a expresar su máximo potencial es la primera de tus metas. No obstante, hay un imponderable que se debe tener siempre en mente: lo que hoy parece ser un genial negocio, puede que mañana no lo sea tanto. El mercado tiene sus altibajos, y negar eso es tapar el sol con un dedo.

“Nunca pongas todos tus huevos en una sola canasta”

Seguro que has oído este refrán popular alguna vez. En lo personal, escucho con mucho detenimiento todas estas frases que la sabiduría del pueblo nos trae, pues encierran perlas de conocimiento que el tiempo las ha probado como verdades universales.

Esta es una de ellas, y perfectamente aplicable al mundo de los negocios y el emprendimiento. Claro está que para empezar a diversificar tus fuentes de ingreso primero tienes que concentrarte en tu emprendimiento original y que este tenga éxito para disponer del capital necesario para reinvertir, pero estamos partiendo de la base que ya hemos llegado a ese punto y tienes capital.

Lo cual trae otra pregunta: ¿dónde pongo mi dinero?

Todo diferente, todo mezclado

Como seres humanos no somos muy monotemáticos, por lo que a pesar que has elegido el campo que más te atrae para tu emprendimiento inicial tengas otros muchos intereses que desees explotar. Estos pueden tener relación entre sí o no, pero cada uno de ellos amerita una profunda reflexión sobre si vale la pena invertir en ellos y convertirlos en un negocio.

Puede que encuentres en tus gustos una nueva área del emprendimiento en la que te interese ahondar, tenga o no que ver con tu meta inicial. Esta política de diversificación ha dado a luz a muchos de los multimillonarios más exitosos hoy en día, que aúnan en conglomerados muchas empresas diferentes.

Un filón interesante es que encuentres sinergia entre tus negocios, de modo que unas con otras estén enlazadas y así puedas dirigirlas de acuerdo a tus intereses. Tu negocio primario puede ser el que te de las ideas sobre en qué áreas invertir, pues así podrás utilizar los fondos excedentes de las empresas que ya tengas constituidas para apoyar a las nuevas que fundes.