La Gastronomía y la Apariencia Personal.

Publicado por el 16/12/2017. Categoría: Blog

“Esfuérzate por mantener las apariencias, que el

mundo te abrirá crédito para todo lo demás”.

Winston Churchill

En estos días me preguntaban el por qué era tan exigente en cuanto a la apariencia de los trabajadores de mis restaurantes. No estamos hablando de los dependientes del salón: mantengo el mismo código de apariencia para todo aquel que trabaja en mi emprendimiento, desde el ayudante de cocina hasta el capitán de salón.

Aclaro desde el principio que no es una cuestión de capricho mío ni mucho menos. Es una cuestión de necesidad. Para ello hay motivos no solo higiénicos, de disciplina o de uniformidad (aunque eso último también es importante). Es una razón de imagen de marca.

La imagen de marca en la gastronomía

Desde que Auguste Escoffier, organizó la cocina, hasta ese momento desorganizada, tiránica y bien sucia; instauró el color blanco como el de la alta gastronomía. No fue una cuestión de simple capricho: fue para identificar, a golpe de vista, a aquellos cocineros que no guardaban la adecuada higiene en la preparación de los platos.

El color blanco, asociado a la pureza y la pulcritud, es todo un concepto en la gastronomía. Puede que ya el canon no sea un sacrosanto mandamiento, pues, mientras haya una uniformidad, cualquier color es válido para los uniformes de nuestros empleados. En este sentido es incluso deseable a veces alejarnos del blanco (y el negro) para nuestra ropa, y de esta forma identificarnos inequívocamente como personal del establecimiento y embajadores de nuestra marca. Pero la pulcritud en el vestir y en la apariencia ha de primar siempre.

¿Por qué confiamos cuando vemos higiene?

Hay que recordar que el cliente sale del ambiente controlado de su casa para comer fuera, en un lugar donde confía que sus alimentos van a ser preparados y manejados siguiendo normas de higiene que, al menos, igualen o incluso sobrepasen las suyas. Es por ello que los establecimientos gastronómicos deben ser inspeccionados de forma regular por las autoridades sanitarias correspondientes, pero esa no es la razón por la que debemos exigir una apariencia personal impecable.

El cliente es nuestra razón de ser, así que ganar su confianza con nuestra imagen es la razón fundamental para mantener la higiene en nuestro establecimiento y en nuestro personal. Acá sí que se cumple el dicho de “vista hace fe”.

¿Cómo impresionar a un cliente con nuestra presencia?

No hay que saber hacer malabares ni tener la figura de una estrella de cine: basta seguir estas normas elementales.

  • Cabello corto (o recogido) y bien peinado. Esto vale tanto para hombres como para mujeres.
  • Uniforme limpio, planchado y abotonado.
  • Lazo (si el uniforme lo lleva) anudado correctamente.
  • Zapatos lustrados.
  • De usar espejuelos, estos deben de ser de cristales claros y armaduras sencillas.
  • Baño y afeitado diario.
  • Uñas limpias y cortadas.
  • Uso de desodorante.
  • Realizar un chequeo médico periódico. Ojo: si el trabajador tiene gripe, se le manda a casa. Una buena política es pagarle su día de asueto. De todas formas, vamos tomando nota de estos: de ser algo recurrente, siempre pueden tomarse otras medidas.

¿Y que no se debe hacer?

  • No estimular el uso de barba o bigote por razones higiénicas.
  • No permitir prendas ostentosas, incluyendo anillos y relojes.
  • No comer en áreas de trabajo.
  • No secarse el sudor a la vista del cliente.
  • No meterse en los bolsillos objetos que suenen.
  • No peinarse o arreglarse el pelo en áreas de servicios.
  • No fumar durante el trabajo (el olor residual podría incomodar al cliente).
  • No usar perfumes fuertes.
  • No hablar por teléfono a la vista del cliente. Los celulares deben ser puestos en modo vibrador.

Claro, cada emprendimiento puede establecer sus propias normas…siempre y cuando se reflejen previamente en el documento sobre la imagen de marca y se le den a leer y firmar a cada trabajador en el contrato de trabajo. De esta forma no puede alegarse desconocimiento, y nos protegemos de posibles demandas laborales.

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